La mejor forma de hacerlo es sin rodeos, de manera concisa, clara y directa. Para hallar el foco del problema el médico necesita saber qué tratamientos farmacológicos tiene el paciente para otras enfermedades, sus hábitos de vida y de consumo, situación emocional, social y laboral, etc.
Con todos estos datos podrá diagnosticar cuál es el mejor tratamiento, si es que precisa alguno, para solucionarlo.