El cáncer de próstata es uno de los tumores más frecuentes entre la población española. Afortunadamente, gracias en gran medida a las campañas de prevención, el 80 por ciento de los casos se diagnostican en fases tempranas, por lo que se pueden curar, según ha reconocido Antonio Allona, secretario general de la Asociación Española de Urología durante su LXVIII Congreso Nacional que se celebra en Las Palmas.
Cada año se diagnostican en España 8.000 nuevos casos de cáncer de próstata y el 80 por ciento se detectan cuando todavía se encuentran en sus primeras fases y el tumor está localizado. Es el resultado de las campañas de educación sanitaria realizadas en los últimos años y la insistencia de los expertos de recomendar la visita al urólogo para someterse a una revisión.
“Aunque hay mucha controversia sobre la necesidad de esta revisión y la edad a partir de la cual debe acudir el varón periódicamente al especialista, lo recomendable es hacerlo a partir de los 50 años, excepto si hay antecedentes familiares de cáncer de próstata, en cuyo caso conviene acudir antes. Cada vez son más los españoles que acuden periódicamente para someterse a una revisión”, ha asegurado Antonio Allona, del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, en el LXVIII Congreso Nacional de la Asociación Española de Urología (AEU), que se está desarrollando en Las Palmas de Gran Canaria.
Sensibilización
La población masculina española se muestra cada vez más sensibilizada de la importancia del diagnóstico precoz en el cáncer de próstata. Las medidas para lograr esa detección temprana del tumor son fundamentalmente dos. “Determinación del antígeno prostático específico (PSA), una proteína cuya alta concentración en sangre puede indicar la presencia de alteraciones en la próstata, y el tacto rectal. Aunque el PSA reviste mayor importancia, lo idóneo es realizar las dos pruebas de manera complementaria”.
Allona ha señalado que si el urólogo observa una alteración en el PSA o en el tacto rectal, debe someter al paciente a una ecografía y a una biopsia prostática para confirmar el diagnóstico.
En cuanto al tratamiento, cuando el tumor está localizado y la curación es posible, existen dos opciones: la radioterapia y la cirugía (prostatectomía radical). La intervención quirúrgica permite extraer la glándula prostática y analizarla para determinar con exactitud en qué etapa de crecimiento se encontraba el tumor. “Hasta el momento, ningún otro método ha demostrado la seguridad terapéutica de la cirugía, una intervención que cada vez se realiza mejor. En estos momentos, hay técnicas que mejoran la posterior calidad de vida del paciente”.
Cifras similares
En el caso de la radioterapia, cuyas cifras de curación del tumor se están acercando a las de la cirugía, se dispone de dos modalidades: la radioterapia externa y la braquiterapia. Según Allona, si el tumor ya se ha diseminado, se opta por otras alternativas a la cirugía, como el tratamiento hormonal, que actúa contra la producción de andrógenos.
Por último, ha destacado el papel de las campañas de prevención, que han permitido que la mayoría de los varones de entre 50 y 75 años conozcan los riesgos. Según la AEU, en sólo 15 años los diagnósticos en fase metastásica han pasado de ocho de cada diez casos a dos de cada diez.