Se conoce por enfermedades de transmisión sexual o venéreas todas aquellas que se contraen durante la práctica de la actividad sexual. Esto incluye tanto el acto sexual con penetración como los preludios que acompañan al mismo (que no suelen ser protegidos). Hoy hablaremos de ellas, resumiéndolas en subgrupos, explicando las causas, las medidas de prevención y posibles tratamientos.
Las enfermedades de transmisión sexual son variadas tanto en su causa como en su presentación, por lo que las vamos a categorizar algunas de ellas en subgrupos en base a las lesiones que provocan:
- Uretritis: En este grupo se incluyen las enfermedades de transmisión sexual más comunes, la gonorrea o uretritis gonocócica y la infección por Chlamydia. Su presentación más frecuente es en forma de escozor al orinar (disuria) y/o aparición de secreción uretral purulenta. Dichos gérmenes pueden ascender por el tracto urinario y propiciar, por ejemplo, una infección testicular (orquitis) o prostática (prostatitis). La expresión clínica de los diferentes agentes es similar, por lo que ante la dificultad de diferenciación se tratan empíricamente cubriendo las causas más frecuentes (dosis única de azitromicina 1.5 mg + ceftriaxona 1g, aunque existen otras pautas).
- Úlceras: Bajo esta lesión se engloban enfermedades de transmisión sexual como la sífilis (cuya incidencia aumenta sorprendentemente en los últimos años) o el herpes genital. Las úlceras de las ETS se presentan tanto en el glande como en el cuerpo del pene y pueden presentar inflamación de ganglios o no. Simplificando el tema: la sífilis (Treponema pallidum, bacteria) se presenta predominantemente como una úlcera indolora +/- ganglios no dolorosos. Sin tratamiento (penicilina), las úlceras pueden curar, pero la enfermedad puede progresar y presentar manifestaciones cutáneas, cardiológicas o incluso neurológicas. En cambio, el herpes (virus del herpes simple I o II) suele presentarse con varias úlceras pequeñas y dolorosas acompañadas de inflamación dolorosa de ganglios. Su curso clínico es variable y recurrente. El tratamiento con antivirales (tipo aciclovir) sólo disminuye la duración de los brotes, sin lograr evitar su reaparición.
- Manchas rojas: Cuando aparecen manchas rojas, pequeñas y múltiples en el glande, es posible que nos encontremos ante una balanitis (inflamación del glande) causada por el hongo Candida. Esta infección se puede presentar también con inflamación del prepucio. El tratamiento con cotrimazol tópico durante 15 días acabará con el cuadro. Por otro lado, la sarna o escabiosis, que erróneamente se asocia a falta de higiene o a clases sociales desfavorecidas, está producida por un ácaro que provoca la aparición de costras en pene y pubis, asociadas a picor intenso de predominio nocturno. Su tratamiento es la erradicación del ácaro con soluciones de permetrina u otros fármacos, tanto en la piel como en la ropa (sábanas, toallas, ropa de calle, etc.).
En otra categoría entrarían enfermedades de mayor envergadura como el VIH o las hepatitis B y C. Aunque no las vamos a tratar en este post, no hay que olvidarse de ellas. La mayoría de las enfermedades de transmisión sexual pueden transmitirse incluso sin presentar síntomas agudos en el momento del acto sexual, a partir de un sujeto que sea portador del agente causante.
Como podéis ver, las enfermedades de trasmisión sexual pueden aparecer por múltiples patógenos (bacterias, hongos, virus, ácaros…) y su contagio pasa por contacto de los mismos con piel y mucosas (oral o genital). La protección ante ellas pasa por una actividad sexual segura, evitando la promiscuidad, utilizando preservativos en las relaciones sexuales, etc. Tenerlas presentes ayudará a mantener una vida sexual saludable, minimizando los riesgos. No obstante, ante la aparición de alguno de los síntomas o signos citados anteriormente o la presentación de un contacto sexual de riesgo, deberemos acudir al médico para buscar consejo y solventar las dudas.