No es nada despreciable el número de adultos que conviven con dificultades para poder retraer el prepucio durante la erección, ya sea para la masturbación o la penetración en pareja. Muchos de ellos se han acostumbrado a patrones de estímulo sexual peneano que evita la retracción total del prepucio, huyendo del dolor que les produce al ocurrir esto. Esto se debe a una fimosis no tratada o no diagnosticada, de la que os hablaremos hoy.
Existen dos elementos que suelen estar detrás de un prepucio con fimosis:
- Un frenillo corto que dificulta la retracción del prepucio y produce dolor. Al bajar el prepucio completamente el pene suele quedar doblado en dirección al frenillo (mirando al suelo).
- Un anillo estrecho que se encuentra en la piel del mismo prepucio y que constriñe el pene dificultando o imposibilitando la retracción total. A veces este anillo es tan estrecho que puede producir una parafimosis si no se logra devolverlo a su posición original. Esto se produce por el edema del prepucio que dificultad el retorno de la sangre venosa, con lo que el pene se va hinchando, empeorando la situación y haciendo cada vez más difícil devolver el pene a su aspecto anatómico. Esto se trata de una urgencia que en ocasiones requiere de un cortecito en dicho anillo para poder “reducir” la parafimosis. En los casos no agudos, el anillo, suele producir dolor en las relaciones sexuales al bajar en erección, razón por la que los hombre que la tienen no suelen “bajarse la piel” del todo durante el coito o la masturbación.
Otro inconveniente de la fimosis más allá del dolor y las dificultades sexuales es que supone una traba para la limpieza genital. Al no poder bajar la piel del todo, la parte no descubierta acumula restos de semen y se secreciones que pueden producir esmegma, una sustancia irritante que a su vez puede producir inflamación del glande (balanitis).
Razones como las expuestas a lo largo del texto son las que hacen que los urólogos aconsejemos la postectomía (circuncisión) a los adultos que presentan estos problemas. En el caso del frenillo corto aislado basta con cortarlo y realizar algún punto para aproximar los bordes. En los penes con anillos fimóticos hay que eliminar la porción de prepucio que produce la estrechez, dejando el glande total o parcialmente descubierto. Con estas cirugías, tras un periodo corto de recuperación, los pacientes podrán volver a disfrutar de las relaciones sexuales de un modo en el que no se habían imaginado antes.
Por ello, si tienes dudas sobre el tema, estaremos encantados en asesorarte. ¡Nunca es tarde para lucir un pene bonito y funcional!