Sabemos que las pruebas complementarias como la flujometría son siempre una incertidumbre para el paciente. Es por eso que en este blog nos gusta explicaros de forma rápida y sencilla en qué consisten algunas de las pruebas más habituales del ámbito urológico (como ya hicimos con las ecos, las biopsias prostáticas o el PSA en el análisis de sangre).
Esta vez os explicamos de qué va la flujometría. Se trata de una prueba sencilla que se indica cuando existen alteraciones en la micción (chorro fino o entrecortado, goteo al finalizar, sensación de vaciado incompleto, etc.). Lo que ha de hacerse es realizar una micción en un orinal, inodoro o recipiente especial que puede realizar la medición del flujo de la orina. Para ello, la vejiga deberá estar llena, por lo que le harán beber agua y aguantar la orina previamente a la realización de la prueba.
Una vez finalizado, un sistema informático realiza una curva de flujo-tiempo y calcula el flujo máximo o el volumen miccional entre otros valores. Algunos programas también realizan gráficas adicionales para diferenciar tipos diferentes de patrones miccionales (obstrucción vs no obstrucción básicamente).
“Es una prueba inocua que nos puede dar información sobre el origen de los problemas relacionados con la micción”
Como es lógico, un flujo bajo nos indicará la presencia de una obstrucción al paso de la orina. Se suele considerar un flujo menor de 10 como patológico, debiendo en dichos casos descartar una obstrucción o una hipoactividad del músculo detrusor de la vejiga. La forma de la curva flujo-tiempo también nos puede aportar información sobre el posible origen de la alteración: una curva aplanada con un flujo bajo puede indicar la presencia de una estenosis de uretra, en cambio una curva con un pico de bajo flujo puede ser secundaria a una hiperplasia benigna de próstata.
El volumen de la micción debe ser de mínimo 150 ml para poder valorar los resultados de la prueba. También podremos valorar el volumen de orina que queda en la vejiga después de orinar mediante la realización de una ecografía abdominal. Si el residuo miccional es mayor a 100-150 ml se considera patológico y reflejará un problema de vaciado.
Como veis, es una prueba inocua que nos puede dar información sobre el origen de los problemas relacionados con la micción. También nos servirá para evaluar de forma objetiva el resultado de los tratamientos que se realicen para la patología causante (por ejemplo, comparando las flujometrías pre y posquirúrgicas).

Si tienes más dudas al respecto o presentas síntomas como los descritos que precisen  de estudio, consulta con tu urólogo de referencia.

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